Saray no se veía motivada en el cole con los cientos de datos que continuamente bombardeaban su rico mundo interior, repleto de sensaciones, curiosidades, ilusiones.... Estos poco a poco y año tras año fueron cediendo pues cada día de clase con sus respectivas tardes repletas de deberes, Saray perdía una pizca de ilusión.
El colegio y su familia sin pretenderlo estaban limitando y coartando notablemente todo el desarrollo natural y las cualidades innatas de Saray, por desconocimiento y falta de flexibilidad en los métodos de aprendizaje, Saray estaba cada vez mas triste.
Todos tenían un juicio totalmente equivocado de Saray pero lo peor era que estaba perdiendo la ilusión, el colegio, lo consideraba como una carrera de obstáculos.
Con 9 años aprendió lo duro que es,que te etiqueten, sin conocerte, sin saber lo que puedes darles a los demás, la falta de humanidad y sensibilidad de esta sociedad basada en la competitividad y en crear clichés, tiene sus consecuencias a tan corta edad.
Para Saray, el colegio y todo lo relacionado con la enseñanza era motivo de bloqueo, imposición y malas experiencias, su autoestima y la luz de sus ojos se fueran apagando, aceptando definitivamente que era lenta, torpe.
Con todo esto, su mundo interior se derrumbó, con todas las etiquetas que la sociedad le impusieron, y solo le proporcionaron malas experiencias (quizás en un país menos desarrollado con menos adelantos materiales pero con más tiempo para el dialogo, el juego, la risa....su instinto y su interior le fueran llevado a ser feliz con su mundo de carencias materiales y comodidades, pero en equilibrio con ella y el entorno).
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