Tristeza invades mi alma.
Las palabras son insuficientes,
cuando el corazón no comprende.
La mente ciega,
asfixia el espíritu.
Alimentando la codicia,
el cuerpo al servicio de la pericia.
Invierte el embudo.
Coge solo lo que necesitas.
No exijas lo que no haces,
el más alto sacrificio se realiza,
sin esperar homenajes.
Comprende a la vida y sonríe.
Mira más allá de tus ojos,
Y que la humildad ilumine tu rostro.
Con lágrimas pido al tiempo,
que sea generoso,
calando en tu alma,
el conocimiento más poderoso.
Los pasos que has de dar,
no retrasan tu marcha.
Limpian tu conciencia,
como gotas de escarcha.
Mojando la tierra seca,
Calmando la sed esparta.
Cobijando al zapo toro,
y a la salvaje que espera,
su momento de venganza.
